Jorge Vocos Lescano, el hombre de los puentes  

Por Martín Avalos    (aynilibros@gmail.com)

Una posible mirada del Espíritu del Poeta en base a lecturas de Canciones de Río Ceballos (1980)

 

 

“SENTADITO junto al puente / por la mañana / soy saludo y soy sonrisa / nadie me gana / que se dan de gente en gente / por la mañana / como un aroma en la brisa / nadie me gana.”

 

 

Los versos corresponden al poema El Saludador  del libro citado. Allí, nuestro Poeta cordobés, nos regala estampas de la localidad serrana que tanto gustaba visitar. Allí, se lo recuerda en El Puente Amarillo, como es conocido popularmente, en la entrada al centro de la ciudad, la mentada construcción. Dicho puente lleva su nombre, también lo hacen salas, bibliotecas, plazas y escuelas de nuestra provincia. Reconocimiento a su labor literaria y cultural por un Poder que no vive, necesariamente, de manera Poética.

 

Jorge Vocos Lescano nació en Cba el 13 de noviembre de 1924 y fallece un 19 de octubre de 1989.

 

 

Dos localidades del interior cordobés lo cautivaron: Río Segundo sobre el río Xanaes y Río Ceballos. A esta le dedica el poemario arriba mencionado y donde encontramos versos que hablan de su sencillez pueblerina al desear no ver a su querida aldea serrana convertida en ciudad:

 

 

Que yo no lo vea

 

Si tiene que ser, que sea,

pero que yo no lo vea.

 

Si ya por la cantidad

de gente así se planea,

si hay tantos ya con la idea

de que debe ser ciudad,

que sea,

pero que yo no lo vea.

 

Para no ver la ansiedad

que a toda ciudad rodea

justo aquí, donde se emplea

todo el tiempo en la tarea

de tener tranquilidad,

que no lo vea.

 

Para no ver la pelea

tan llena de mezquindad

que por cualquier vanidad

el viento de la ciudad

constantemente acarrea,

que no lo vea.

 

Con el alma en otra edad,

si más pobre nunca fea,

yo quiero salvar la aldea

donde hasta el cielo se arquea

doblado de claridad.

 

Sea o no una antigüedad

de quien lo dice o desea,

yo quiero tener la aldea

con gusto a pan que se hornea

y se parte en amistad.

 

Mitad amor y mitad

sueño en dichosa asamblea,

quiero estar siempre en la aldea

viendo cómo se tutea

con ella la eternidad.

 

Por eso, de ser verdad,

si el límite ya sortea

y tiene que ser ciudad,

pues que sea,

pero que yo no lo vea.

 

 

Al momento de partir al silencio en el año 89` su aldea llegaba a la cantidad aproximada de 12 mil habitantes según datos del INDEC. En el censo del 2010 los datos hablan de 20.242 personas. Este año 2020,  el departamento Colón puede llegar a ser el segundo de la provincia superando al de Río Cuarto. Las esperanzas de Vocos Lescano partieron con él. Menos mal que tu deseo se hizo presente en ese mismo instante de eternidad Jorge, y no lo viste.

Pero volvamos al espíritu del visitante y el espíritu que él mismo observa en el lugareño serrano:  justo aquí, donde se emplea / todo el tiempo en la tarea / de tener tranquilidad, … lejos de toda ansiedad. Es lo que el Poeta citadino necesita. Es lo que la humanidad precisa. Lo sabe, lo promueve: el encuentro con la inmensidad. Añora echar luz y poder  salvar la aldea /

donde hasta el cielo se arquea /doblado de claridad. V. Lescano viene a decirnos que no nos apuremos. Que no perdamos este latir pausado. Donde a cada minuto, a cada segundo nos tuteamos con la eternidad.  Se revaloriza también nuestros oficios, el del vendedor de pan casero. El del hacedor de ese pan: yo quiero tener la aldea / con gusto a pan que se hornea/  y se parte en amistad. Aquí, donde se comulga, donde se sostiene la dichosa asamblea… mitad amor y mitad sueño.

 

La lectura es personal de quien escribe estas líneas. Es una mirada propia, pero no caprichosa. Está sugerida por nuestro poeta, (porque me animo a asegurar que Jorge Vocos Lescano es uno de los nuestros). Sugerencia que en los pristinos versos de dedicatoria abren el poemario. Allí, en la cuarta estrofa nos canta:

 

Con tu sierra y tus aires, con tu cielo y tu río,

Con ese olor a pan, y tu pausada gente,

Pensar en ti es tocar lo más cierto y lo más mío,

Y es un jardín abierto desbordando la frente.

 

 

“Lo más cierto y lo más mío”. Ese saber “verdadero”. Esa Verdad Universal  que se sabe, que desborda la frente (o el pecho). Esa razón que es un jardín abierto.  No nace de la soberbia. Nace de un estado de revelación poética, religiosa, espiritual, teofánico: de encuentro con la divinidad. Ese estado natural de los seres humanos y que el actual trajín mercantil, nos lo hace extraviar.

 

Quemando en lo más hondo del corazón te llevo

Como un sol o una música que el aliento me corta

De dicha y de más dicha de la que no me atrevo

Casi ni a hablar, de tanto y tanto que me importa.

 

 

Porque nuestro Salvador, baja su voz (como lo hacen los humildes) quizás en  una actitud de preservación. Tanto y tanto importa, que casi ni a hablar se atreve. Y así marcha, silbando bajo, cantando, sonriendo y saludando porque: cantar, cantar es igual que la vida…

 

 

 

 

 Bibliografía

 

-Jorge Vocos Lescano, Canciones de Río Ceballos, bs As 1980.

https://ideasclarasradio.blogspot.com/2011/06/jorge-vocos-lescano-biografia-por-jorge.html

http://www.sierraschicasplus.com.ar/index.php/la-hojita-de-cralito/174-puente-de-ingreso-a-rio-ceballospor-que-jorge-vocos-lescano

https://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%ADo_Ceballos

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