El salón de fiestas «Celestina» se prepara para recibir al mandatario de la Nación. Dos cordones de policías e inspectores de tránsito municipal impiden el acceso de peatones y automovilistas hasta el recinto. Personal de la Policía Federal Argentina, de la Secretaría de Inteligencia y de la Policía local completan el cuadro. Dentro del salón se espera la palabra de Omar Albanese para dar el puntapié inicial.
La prensa solo puede acercarse desde las 11 horas, y se espera que Mauricio Macri llegue en helicóptero desde Fadea alrededor de las 11:30 horas y no haga declaraciones ni se realice una conferencia de prensa.
En medio de la polémica por los «Panamá Papers», el presidente afronta el primer momento de su mandato donde debe ceder la iniciativa y pasar de una postura ofensiva a otra defensiva, más respecto de los medios que con la oposición que sigue sin encontrar el rumbo.
Vino para levantarle la mano a…
La visita de Macri tiene un contenido político importante. En la UCR se ha decantado la preeminencia de un grupo por sobre otro. Desde la Convención Nacional realizada en Gualeguaychú el viejo núcleo de la «Coordinadora» radical, ese que integraban Enrique Nosiglia, Federico Storani, Ezequiel Suárez Lastra y un ahora díscolo Leopoldo Moreau (expulsado recientemente de la UCR por apoyar a Scioli), ha tomado nuevamente relevancia en detrimento de los sectores liderados por Julio Cobos y Ricardo Alfonsín.
Ramón Bautista Mestre padre integraba en su momento la mentada «Coordinadora» (en algún punto comparable con «La Cámpora», pero en épocas alfonsinistas). Se prevee por ello que la visita de Macri implique algún espaldarazo a su hijo, Ramón Javier Mestre, como posible presidente del Foro Nacional de Intendentes radicales. Mestre hijo ya presidente el foro a nivel provincial y se proyecta como una de las figuras de relevancia y recambio de la UCR.
No obstante, la opción puede incomodar a sectores del Pro, molestos por el «ninguneo» sufrido en la Municipalidad de Córdoba, donde luego de compartir fórmula con Mestre no obtuvieron cargos de relevancia y debieron contentarse con la presidencia del Concejo Deliberante, a cargo de «Felo» Lábaque.
En ese sentido, la figura del intendente de Jesús María, Gabriel Frizza, cobra relevancia como delfín macrista para contrapesar los votos capitalinos en la Provincia, al ser el intendente de la región donde el Pro obtuvo un 82% de los sufragios en el comicio presidencial.
