Por Gabriel Michelotti. El poblamiento de Córdoba rebosa de una rica historia. Al punto, que podemos decir que la historia de los actuales pueblos y ciudades se remonta, en muchos casos, a tiempos inmemoriales y así lo atestiguan los restos materiales dejados por quienes primeramente lo poblaron ya sea en forma de morteros, herramientas, hogares, adornos, elementos de culto, etc. testigos de aquellos tiempos que nos relatan una forma de vivir, producir y poblar el espacio.
A estos pobladores originarios les tocó vivir en tiempos de la conquista situaciones traumáticas como lo es la imposición de nuevas formas de culto, vestir, producir, construir y poblar el espacio. Algo que no cambió fue el lugar físico que ocupaban los asentamientos, pues estas nuevas gentes se asentaron, en buena medida, en las poblaciones ocupadas por los nativos. Esto se debía a que, lógicamente, los originarios eran quienes mejor conocían el terreno, sus bondades y adversidades.
Teniendo esto en cuenta cabe decir que la zona serrana de la actual provincia de Córdoba fue la que, durante este periodo, presentaba el terreno con mayor aptitud para los intereses de la economía colonial.
El «Bastón de Mando» de los Indios Comechingones
El desarrollo económico en sus comienzos estuvo fuertemente marcado por la explotación minera del Virreinato del Perú, destacando el Potosí, configurando el territorio como lugar privilegiado para el invernado de mulas, este se vio truncado primero por la caída de los rendimientos mineros y posteriormente por la guerra de independencia obligando a la reconfiguración económica. Así se desarrolló la industria de la lana, minería, ganadería, y el agro principalmente, acompañada de el procesado de las materias primas, como lo fue la industria del cuero y la producción de vestimentas, entre otras.
En el primer censo realizado en las colonias españolas del año 1778 constata que Córdoba era la jurisdicción más poblada del Tucumán y Cuyo, y una de las más pobladas del Virreinato del Río de la Plata. La zona serrana y piedemonte eran las más pobladas, esto debido a la vulnerabilidad de las zonas llanas a los ataques y malones de los nativos. También fue donde los indígenas agrupados en “pueblos de indios” bajo control español eran más numerosos, representando un 11,4% de la población en 1778 descendiendo a un 1,5% hacia 1840, un descenso vertiginoso a causa del mestizaje, muertes y traslados, el agrupamiento de nativos en la zona serrana corresponde a que era donde más antiguamente poblaron.
En esta ocasión trataremos brevemente tres localidades que concurrieron en este proceso.
La Falda era un asentamiento originario otorgado a Francisco Pérez de Aragón un 2 de septiembre de 1585, al paso del tiempo las comarcas se fueron poblando y surgieron estancias de diversos dueños. Sin embargo la conformación de la actual localidad de La Falda puede plantearse tras la creación de la línea ferroviaria Córdoba-Cruz del Eje en 1892, estableciendo una parada donde se ubicaría la actual localidad, tras esto llegó el turismo de la mano de Roberto Balhke se establece el Eden Hotel fundado en 1898.
El crecimiento a partir de aquí fue vertiginoso, tanto así que en 1899 se habilita la estafeta de Correo, 1901 se establece el primer comercio, 1910 la maestra Adelaida Oviedo daba clases de manera particular, no sería hasta 1925 que comenzaría a funcionar oficialmente la primera escuela, ya en 1913 la suscripción de un boleto de compraventa de un terreno para urbanización en 1923 ya contaba con electricidad y en 1925 era finalizado el camino del cuadrado.
Hallazgo de elementos comechingones en Cerro Azul
La Cumbre como el caso anterior se establece sobre poblaciones nativas, es entregado este territorio en merced al capitán Bartolome de Jaimes en el año 1585, con el pasar de los años y cambios de manos producto de muertes, casamientos y herencias; encontramos en 1657 a Jerónimo de Quevedo con su estancia San Jerónimo.
No fue hasta la llegada del ferrocarril en 1892 que asistimos a un periodo dinámico y acelerado de crecimiento. Hacia el año 1911 se autorizó al Departamento Topográfico a delinear el plano de La Cumbre, ese mismo año se creó la comisión vecinal y posteriormente en 1916 se instala la Municipalidad de La Cumbre.
Gracias a la existencia de la Municipalidad se pudo tener una mayor organización de los servicios públicos y, ya en 1917 eran inauguradas las aguas corrientes. El crecimiento de La Cumbre fue constante, ya hacia 1930 se construyen algunas de las residencias más importantes como lo es la de Bartolomé Vasallo o el famoso pintor Emilio Caraffa, el cual murió en esa localidad.
En Unquillo se encontraron restos de alfarería, estatuillas, cerámicas y otros vestigios de los primeros habitantes de la zona.
De su particular nombre se tienen dos hipótesis la primera dice que deriva del término prehispánico untillo, que refiere a la hierba seca de las ciénagas, cuya pronunciación se fue deformando hasta la actual. Otro posible origen deriva de la palabra quechua unco (sanguijuela) combinada con el vocablo quillo (río o arroyo), significando entonces “sanguijuela de río”.
La zona que compone al actual Unquillo perteneció a Juan Pueyrredón a comienzos del Siglo diecinueve. Sin embargo, como en los casos anteriores, no fue sino hasta la llegada del ferrocarril, estableciendo una parada llamada Unquillo en el año 1913, que la zona adquirió un especial dinamismo.
Teniendo un acelerado crecimiento desde aquel entonces, llegando el servicio eléctrico en 1929 y estableciéndose la municipalidad en 1942.
Como hemos observado estas tres localidades además de compartir un origen común como ser asentamientos nativos previos a la colonización, también se hace evidente la llegada del ferrocarril como elemento dinamizador para las actuales localidades, esto se debe a que el tren ayudó a acortar los tiempos y hacer más accesibles ciertas zonas de las sierras, integrandolas económicamente con la provincia y el país en un naciente mercado interno. También fue de central relevancia en el desarrollo del turismo de las clases altas, inaugurando un nuevo sector productivo para la zona.