«Pero los dinosaurios, van a desaparecer»

El dia de ayer el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, visitó los estudios de Cadena 3 para fomrar parte del micro que dentro del programa Juntos conduce Miguel Claria y que se denomina «La Mesa de Café».

La entrevista iba bien encarrilada entre uno de los entrevistadores más avezados de la Provincia como lo es Claria y un candidato que buscaba llevar agua para su molino como lo es el jurista Fenández, hasta que intervino Mario Pereyra cargando contra el candidato con epitetos que llegaron al punto de tratarlo de mentiroso y perder los estribos cuando «Marito» escuchó en su propia cara, en su estudio, en su feudo, que alguién le retrucaba y le pedía que blanqueara su ideología.

Los ecos del reportaje, que reproducimos y que supera los veinte minutos, ya fueron analizados desde muchos medios y puntos de vista, culminando la entrevista con un Claria que hizo mutis por el foro para finalmente mencionar que esperaba volver a charlar con Fernández «periodísticamente», lo que dejó muy mal parado a su jefe Pereyra.

Bueno es recordar que la famosa objetividad de los medios es una entelequia, pese a lo cual uno escucha los slogans que repiten «solo la verdad está en tal medio», o «todas las voces», etc. Claria tiene posición política, igual que Victor Hugo, Ténembaum, Sietecase, Lanata o cualquier otro mortal. Pero frente al micrófono hay que seguir ciertas pautas de esgrima dialéctica que no desnuden prejuicios o directamente juicios de valor como los expuestos.

Es bueno que los periodistas se saquen la careta de vez en cuando y dejen de lado el paraguas de la objetividad, no es bueno que caigan en falacias argumentativas para descalificar a quien piensa distinto. Alguna vez César Jaroslawsky, una de las espadas políticas del «Padre de la Democracia» Raúl Alfonsín, dijo que había que cuidarse del cierto medio porque atacaba como partido político, pero se defendía con la Libertad de Expresión.

En ese sentido, un breve repaso por la histpria de Mario Pereyra desde que arribó a Córdoba nos señala una cercanía innegable con cada gobierno de turno. Desde llamar «Generalísimo» al genocida Luciano Benjamín Menéndez en una entrevista radial, a ser mas que complaciente con Eduardo César Angeloz, y luego más que cercano al tándem José Manuel De la Sota – Germán Kamerath (habiendo recibido la autorizacón para emitir a todo el país mientras Kamerath era director de la Comisión Nacional de Comunicaciones, previo a su paso por su desastroza intendencia, que tampoco criticó).

Mutis por el foro también hizo con las denuncias de fraude que Luis Juez ejercía sobre los comicios del 2007 y mientras todo Sierras Chicas protestaba y reclamaba al gobierno provincial por las inundaciones del 15 de Febrero, el portal web de la Cadena expresaba «Córdoba se levanta» de la mano con la tercera gestion delasotista.

Pero la frutilla del postre es sin dudas el reportaje que le hiciera en la década de los ’80 a Menéndez tratándolo con frases como «Estimado General», a quien por ese entonces pretendía ir por las urnas a recuperar el poder que sus propios camaradas de armas le quitaron cuando se acuarteló en pleno gobierno dictarorial (o cuando quiso iniciar la guerra con Chile él sólo, por citar otro ejemplo de «Cachorro», amén de su rol torturador).

No está acostumbrado «Marito» a que le contesten, menos en la cara. Córdoba en muchos sentidos resiste esta era de intercomunicación aferrándose a su conservadurismo y su orgullo frente a la capital nacional. Orgullo normal ante la falta de federalismo y los atropellos contra el interior (como lo fue el abandono a De la Sota ante el acuartelamiento policial del 2013 por parte de la gestión de Cristina Fernández). Pero ese orgullo,  hábilmente explotado políticamente, primero por el radicalismo con la idea de «la Isla», y luego con el «cordobesismo» delasotista es siempre alimentado por los dos grupos hegemónicos de la Comunicación local para defender intereses políticos.

No está acostumbrado a que existan voces disonantes, más calmas y certeras que la suya, pero tendrá que acostumbrarse en un mundo donde la información ya no se maneja de forma unidireccional sino en redes, porque como dice la canción: «los amigos del barrio pueden desaparecer, la persona que amas puede desaparecer, los que están en los diarios pueden desaparecer, pero los dinosaurios, van a desaparecer».

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