¿La Caminera?, no. Pero a las 7 de la mañana los automóviles debían tocar bocina en el Cuadrado, a pocos metros del Caracol, para que Mamá Pata y sus hijos caminen en prolija fila india hacia el costado. Mientras tanto el tránsito estuvo cerrado.
Ya no solo se trata de desprendimientos en caminos mal diseñados, o de peligro por piedras sobre la carpeta asfáltica o por lluvias. Una familia de patos corta el andar de los vehículos con frecuencia tras una pendiente pronunciada, donde deben aminorar bruscamente la velocidad para no atropellar a los «protejalos».
Sucede que el corral ubicado a la vera del camino, carece de un cierre adecuado que impida la salida de la familia de patos hacia una pileta cercana, para lo cual debe atravesar la ruta. Un zorro gris urgente en el lugar.