La muerte del “Paraíso Cordobés”

Por Lucas Di Marco. Sarmiento describía a Córdoba como una Provincia ultra conservadora y pacata, llena de templos y doctores que solo eran doctos en temas ajenos a lo que en esa época se conocía como el pogreso o las ciencias.
Si bien la figura tanto literaria como política de Sarmiento es más que discutible y pasible de revisión histórica, la foto tomada en el “Facundo” no es muy lejana a la realidad. Córdoba fue desde el inicio la nénesis de Buenos Aires y su pueblo siempre se mostró orgulloso de ello.
Nos opusimos a la Revolución de Mayo (Liniers fue fusilado cuando intentaba organizar a resistencia), hicimos la Reforma Universitaria antes que nadie (tal vez ofendidos por la imagen de Sarmiento), volteamos a Ongania con el “Cordobazo”, y así en todo siempre oponiéndonos contra el injusto centralismo porteño.
Ese orgullo por ser “contrera” del puerto opresor fue usado más de una vez pór nuestros políticos. El enemigo externo justificó y justifica al día de hoy muchas mentiras y lo increible de ciertas realidades que en estos días han comenzado a golpearnos la cara con virulencia.
Córdoba ya no es es la Provincia de la sonrisa y el humor contra el agrande y la soberbia. Con recursos naturales y humanos de todo tipo y su central situación logística, se desarrollaron industrias de toda clase: alimenticias, automotrices, de software, aeroespaciales, y un larguísimo etcétera que dan razón a la idea de que Córdoba lo tiene todo.

Sin embargo el orgullo cordobés, más que válido como herramienta para la autoestima de un pueblo, ha sido utilizado por sus gobernantes muy a menudo para ocultar problemas y mantener las anteojeras bien firmes.
¿Cómo se entiende que una Provincia que tiene cerca de cuatro millones de habitantes y la mayor proporción per cápita del mundo de profesionales tenga un solo diario de peso y una sola radio?
A eso debe sumárseles que sólo hubo en 34 años de Democracia 5 gobernadores, la cifra más escasa de todas las provincias argentinas en rotación de cargos.
Cómo comprender que teniendo multinacionales alimenticias y siendo la Provincia que posee las mejores cosechas y una de las que ostenta la mejor ganadería y lechería, existan en Córdoba un 55% de niños que según los últimos datos del Indec, nacen en la pobreza, sin la alimentación básica para crecer.
Teniendo el turismo como una de sus joyas y con Carlos Paz desplazando a la “Perla del Atlántico” en cantidad de turistas y obras teatrales, vimos este año las aguas del lago San Roque azules y putrefactas por la cantidad de sangrías y pozos negros que en ella se vierten y de donde bebe el norte de la ciudad capital.
Otro tanto que decir de la empresa Taym, que con las inundaciones de abril fue motivo de alarma por posible contaminación de desechos tóxicos al canal que provee de agua al sur de la misma Córdoba.
Ahora se le agrega la saturación de Piedras Blancas commo enterramiento, sin que exist siquiera un boceto de Plan B. La improvisasión y el negociado ante todo. Una Provincia que teniéndolo todo desgasta el suelo con el cultivo de la soja para alimentar al ganado chino y luego ve la “sorpresa” de sus funcionarios ante las inundaciones como las del 15 de Febrero de 2015. Donde solo queda el 3 % del bosque nativo y se discute aún si se puede avanzar sobre lo que queda en pié por vía aérea.
Pero todo pasa, y todo sigue igual. ¿Quién se acuerda del caso Alós?, ¿quién de Regino Maders?, ¿quién del hombre que apareció flotando a metros del Panal?, no hay autocrítica, eso es para porteños a los que les gusta autoflajelarse.

La Isla cordobesista

Eduardo Angeloz aspiraba a ser presidente en el año 1989 y para eso necesitaba mostrarse como un gestor exitoso y distinto del gobierno alfonsinista, castigado en el epilogo de su mandato por una feroz hiperinflación.
Así fue que la campaña del “Pocho” radical vendió la idea de que Córdoba era una isla dentro de un país en caos. “A dónde está qué no se vé, el paraíso cordobés” cantaban ofensivamente los partidarios del finalmente vencedor Carlos Saúl Menem para reirse de las aspiraciones presidenciales del caudillo radical.
No le alcanzó a Angeloz para llegar a la Casa Rosada entonces, pero si para seducir a ese orgullo local, tan dispuesto a ir contra la corriente y sostener mandatos radicales en pleno menemato. “Entrego mi cabeza porque no estoy dispuesto a arrodillarme ante ningún tecnócrata mesiánico” dijo Angeloz sobre Cavallo, en el final de su carrera política. Con Mestre (padre), si pudo darse el gusto De la Sota de ser gobernador, pero no con una autocrítica sobre los cuatro mandatos radicales, sino con una rebaja de impuestos: los cordobeses cambiaron de camiseta por el bolsillo, y su orgullo siguió intacto. De la Sota habló de la Provncia como “El corazón de mi país”, apelando siempre al sentimiento, nunca a la razón, y ganó, ganó y ganó. Y tanto ganó que también quizo ser presidente (quiere aún), así que decidió apostar por la fórmula de Angeloz: Córdoba como modelo de exportación. Así nació el “Cordobesismo”, con el que intentó sin éxito asaltar la Rosada. El discurso servía para afuera y mucho más para adentro donde los cordobeses aún hoy lo tienen en con un índice de aprobación alto. Sorteó en el medio un acuartelamiento de la Policía el 3 de Diciembre de 2013 y le pasó la posta a su “compañero” Juan Schiaretti. Cambiar para que nada cambie.
Esa isla que se cree progresista fue el principal sostén del ascenso de Mauricio Macri al poder, el vengador que con 700 mil votos cordobeses arrojó al infierno a los opresores kirchneristas que boicotearon a Córdoba y le quitaron para darle a otras provincias más pobres. Fue la venganza de Córdoba, puesta ahora en el centro de la escena como modelo y cabeza del gobierno macrista.
Córdoba encarnó la “Argentina profunda” que por fin tomó por asalto la Capital. Por primera vez desde el gobeirno angelocista, gobierno nacional y provincial se entienden y no son rivales. Más aún, el Gobierno nacional no castiga a Córdoba, sino que la sitúa en la cúspide. “Los cordobeses están agrandados porque saben que nadie hizo más que ellos para lograr el Cambio”, dijo para la ovación Mauricio Macri en Río Ceballos. Funcionarios provinciales y municipales pasean sus pedidos por los gabinetes nacionales como nunca antes y con éxito. Pero, siempre hay un pero.Y es que no se comprende la abundancia de recursos y el orgullo, con la pobreza de nuestra realidad. El 40% de los cordobeses viven en la miseria, la ciudad capital rebalza de cloacas y crece sin planificación, los countrys avanzan sin importar la historia reciente y nadie se detiene a pensar hacia dónde va la Provincia.
¿Córdoba es rica?, si lo es, no está bien distribuida la riqueza.
Durante décadas hemos crecido orgullosos de ser David contra Golliat, Interior contra la Capital Federal, siempre avazallante y egoísta.
La realidad del espejo hoy por hoy nos devuelve otra imagen, que no se condice con esa retórica, repetida siempre por el diario y la radio que rigen nuestro día a día.
Hoy y tristemente, Córdoba ha dejado de ser una isla, hoy ya no somos el pequeño valiente, ya no somos David. Hoy somos Goliat

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: