EL TREN DE LAS SIERRAS VOLVIÓ A UNIR CÓRDOBA Y CAPILLA DEL MONTE

Comenzó su recorrido el tren que atraviesa una zona de extraordinarios paisajes, como el Valle de Punilla. Con gran expectativa, turistas y lugareños celebraron el retorno de este medio de transporte.

Por Claudio Benites (TÉLAM). Había pasado largamente el mediodía cuando la formación de duplas Alerce mostró su silueta por la cabecera de la estación Capilla del Monte. Era el primer servicio regular que, partiendo desde la ciudad de Córdoba, volvía a arribar a este destino enclavado al pie del Cerro Uritorco, 50 años después de aquella última aparición.

Si bien el lunes, en lo que constituyó la denominada “Marcha Blanca”, ya se había concretado el retorno del tren, y este jueves también había llegado una formación que había partido desde Valle Hermoso, éste era el primer servicio que devolvía la vinculación con la capital provincial.

Entonces, una catarata de recuerdos inundó a los más de cien vecinos que se habían agolpado en el andén para recibir al tren.

Si bien el tren, en sus comienzos tenía una modalidad de servicio de transporte de pasajeros y carga entre poblaciones, fue durante las décadas de los años 30, 40, 50 y aún en los 60, que alcanzó su máximo esplendor como motor del Turismo en la región.

Hasta que, en los años 70, de la mano del gobierno de Carlos Menem, iniciara su camino a un largo ostracismo, del cual fue renaciendo lentamente, hasta esta culminación, largamente celebrada.

Un atractivo más para una zona de un paisaje inigualable
Debido a que su recorrido atraviesa una zona de extraordinarios paisajes, como el Valle de Punilla, actualmente la mayor parte de sus pasajeros son turistas, como lo eran quienes llegaban en tren desde Buenos Aires, Rosario o cualquiera de las poblaciones ligadas a ese ramal del ferrocarril Mitre.

Así, arribaban a Córdoba Capital ya en el tren Rayo de Sol o en el Serranoche y en la estación del Mitre, abordaban la formación de El Capillense. Un tren tirado por una máquina, con más de una docena de vagones de primera y segunda clase y Coche Comedor, que iba entregando pasajeros a lo largo de todo el Valle de Punilla, alimentando el turismo en localidades como Cosquín, Valle Hermoso, La Falda, Villa Giardino, La Cumbre, hasta Capilla del Monte.

Claro que también estaban las opciones de Coches Motores, que partían en gran parte desde la estación Alta Córdoba del ferrocarril Belgrano, y que también les brindaban a los turistas la posibilidad de recorrer en tren las distintas localidades del Valle, permitiéndoles ir y venir de un lugar a otro, a partir de la oferta múltiple de servicios diarios.

Víctor es un oriundo de la localidad de Huerta Grande. Hoy regentea el hotel que fuera de su padre, quién lo instaló a fines de la década del 40. “Mi padre me contaba, yo apenas tengo recuerdos vagos, que los turistas llegaban en el tren y los iban a buscar en los carruajes que tenía el hotel. Era la época dorada, donde todos querían venir a Córdoba por su clima”.

Fue de esa manera que se nutrieron emprendimientos icónicos del Valle, como el Hotel Edén de La Falda, o las reservadas y lujosas viviendas de famosos, ocultas entre las sierras, en La Cumbre o Cruz Chica.

Los servicios
Hoy, los servicios parten tanto desde la estación Mitre, como de Alta Córdoba, pero para hacer el recorrido completo hasta Capilla del Monte, se lo puede abordar en la estación Mitre. Desde allí, luego de un recorrido por la ciudad, inicia su periplo hacia las sierras, dejando atrás Rodríguez del Busto, que fuera anteriormente estación cabecera.

Es a partir de entonces, es cuando el paisaje se hace dueño. La pared serrana a un lado, el río abajo y el recorrido zigzagueante entre enormes columnas verdes, subyuga, transporta y ayuda a comprender por qué, es uno de los trenes turísticos más reconocidos del país y con repercusión en gran parte del mundo.

Después de atravesar dos túneles, viajar bordeando el Lago San Roque, la formación se adentra en pleno Valle de Punilla, abriendo vegetación, acariciando pueblos, subiendo y bajando los cerros hasta extenderse en una breve llanura, más allá de La Cumbre, antes de besar el andén de Capilla del Monte.

El recorrido completo, incluido un trasbordo en Valle Hermoso, demanda alrededor de cinco horas, pero tomar el Tren de las Sierras, no es una cuestión de tiempo, implica un cambio de ritmo, no sólo por la velocidad tranquila con la que circula el tren, sino por la vivencia particular de estar ante el imponente paisaje serrano, con su vegetación autóctona, sus arroyos cristalinos y su entorno de belleza singular.

Es un momento de pausa en el trajín cotidiano, es parte de la paz que el turista busca al visitar las sierras. Fue, es y seguramente será, una porción más de la geografía cordobesa. Algo que tal vez, nunca debió perder.

Inaugurado el 2 de julio de 1889, después de muchas idas y vueltas, en agosto del 2021 el tren volvió a llegar hasta Valle Hermoso. Hasta allí estuvo funcionando hasta hoy, cuando una formación con más de 100 pasajeros a bordo volvió a sacudir la casi siesta capillense para prometer un retorno “sin vuelta atrás”, como reclamó Adrián, un viejo ferroviario jubilado que, hasta ahora, gastaba sus días sentado en la estación, añorando volver a ver el tren.

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