La normativa fue convalidada con 200 votos a favor, 22 negativos y 16 abstenciones. La iniciativa busca advertir a los consumidores sobre los excesos de grasas, sodio y azúcares en los productos con el fin de ayudar a combatir la obesidad, la hipertensión y los riesgos cardíacos.
Al abrir el tratamiento del proyecto, la presidenta de la comisión de Legislación General, Cecilia Moreau (Frente de Todos), afirmó que «el Estado argentino no va a mirar para otro lado» en un contexto de «enfermedades crónicas no transmisibles» como la obesidad, la hipertensión y los problemas cardíacos, que afectan a su población y que se pueden prevenir a partir de la alimentación.
Por eso, marcó la importancia de destacar la información nutricional en las etiquetas de los productos alimenticios, debido a que en la actualidad muchas «son ilegibles».
«Esta ley es poner en lo más alto a los consumidores, que hace años reclaman información clara, precisa y veraz», dijo.
La también tucumana Beatriz Ávila (Frente de la Justicia Social) advirtió que el etiquetado color «negro remite a la idea de muerte», y sostuvo: «Esta ley de etiquetado frontal, tal como está, va a generar más pobreza y mayor desempleo para la región. Creo que todos los diputados de la región debemos unirnos y hacer una mejor ley, que no deje las economías regionales».
Desde otro espacio provincial, el médico Luis Di Giácomo, de Juntos Somos Río Negro, remarcó: «Esta ley es más que bienvenida. Datos matan relato; según trabajos científicos en Uruguay hubo modificaciones en las decisiones de compra en base al rotulado y en Chile no hubo disminución del trabajo a partir de esta medida como muchos dicen».
La diputada de Juntos por el Cambio Brenda Austin (UCR) celebró el tratamiento de esta ley que «derriba mitos» y destacó que logró no «haber caído en la grieta», sino que se ponderó la «defensa del derecho a la salud».
En cambio, la diputada del PRO Carmen Polledo planteó críticas a la iniciativa al afirmar que se debe «pensar en un sistema de etiquetado integral y completo» y dijo que por ese motivo se propuso en un dictamen «una alternativa que cumpla con el propósito de modificar los hábitos alimenticios».
El cierre del debate, estuvo a cargo de la kirchnerista Florencia Lampreabe, quien destacó: «Esta ley es una herramienta de soberanía alimentaria. Detrás de lo que consumimos, está también el modelo de producción que alentamos. Para poder decidir primero hay que saber, una condición que hoy se encuentra empañada porque las empresas no van de frente y ocultan información básica”.