Cuando Isabel Martínez descansó en Ascochinga junto a las mujeres de Videla y Massera

Corría el año 1975 y el país se sumía en la inestabilidad que la vuelta de Perón al país no había sabido apagar. Su viuda y heredera había quedado en el poder político ante la desconfianza de Perón por nombrar un vicepresidente que lo comprometiera más hacia un sector que hacia el otro dentro de un movimiento al que había dirigido con cartas y delegados desde Puerta de Hierro por diecisiete años.

En 1975 Isabel Martínez pesaba 41 kilos y no podía dormir por la tensión del cargo y los conflictos internos del país. Entonces se decidió un descanso para enmendar su salud y se delegó la presidencia el Ítalo Argentino Luder, el presidente de la Cámara de Senadores de la Nación. El lugar para el reposo de la viuda de Perón fue Ascochinga, más precisamente en la colonia de vacaciones de la Fuerza Aérea que tiene asiento en esa localidad y que al día de hoy se mantiene intacta.

Allí pasó Isabel Martínez de Perón 32 días recuperándose desde el 14 de septiembre de 1975. La acompañaron en su descanso Alicia Hartridge de Videla, Delia Viera de Massera y Lía González de Fautario, siendo las dos primeras las mujeres de quienes a los pocos meses tomarían el poder mediante un golpe de estado cívico-militar. La tercera era la mujer del titular de la Fuerza Aérea hasta diciembre de 1975, Héctor Fautario (cuenta la leyenda que Massera, Videla y Fautario se reunieron en un lanchón del Tigre en octubre de 1975 y decidieron el golpe, siendo Fautario el único que se opuso y por este motivo fue reemplazado por Orlando Ramón Agosti).

Al lugar también arribó Ítalo Luder para participar a Martínez de Perón sobre los decretos 2.770, 2.771 y 2.773 que daban vía libre a las Fuerzas Armadas contra la guerrilla. Mientras tanto, Isabel se sostenía espiritualmente en «El Brujo» José López Rega (que dirigía la Triple A, el «somatén» de Perón tras la muerte de José Ignacio Rucci) y en sus amigas de viaje, las mujeres de Videla y Massera, que ya se preparaban para ser primeras damas de un país vestido de luto.

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