La Cueva, cuna del rock nacional (video inédito)

El pianista Jorge Navarro, radicado ya en EEUU, subió a Youtube el video titulado Passarotus Jam Session, filmado en la histórica cueva donde surgió el rock nacional de la mano de mitos como lo son hoy Tanguito, Lito Nebbia, Javier Martínez, Moris, Miguel Abuelo o el propio Sandro, tan en boga hoy con la serie televisiva que repasa su vida omitiendo su rol en el nacimiento del rock nacional. Aquí algunas opiniones sobre la mítica Cueva y el video histórico.



La Cueva y sus protagonistas


«Puede ser que me odien, hasta alguno puede pensar que soy un resentido, te confieso que no lo soy, pero te digo la verdad: La Cueva era una cagada y de La Perla nos sacaban a patadas por el pelo largo. La Perla del Once era una pizzería que se llenaba de estudiantes universitarios. Nosotros no cuadrábamos. La Cueva era horrrible: no tenía acústica, no tenía ventilación, el local estaba sucio y lleno de pulgas.» (Litto Nebbia)

Primeros años de la década del 60. En Buenos Aires, todos los músicos estaban copados por el jazz de post guerra. Entonces es donde se empieza a imitar en nuestro país, la moda de los boliches de jazz. Cáceres, un trompetista, decide poner un boliche de este tipo y alquila un pequeño local en Pueyrredón 1723. El sitio se llama » La cueva de Pasrotus». Se arman las primeras zapadas con músicos de jazz. Roberto Rosado, dueño del local, ve el posible negocio y pasa a encargarse del manejo del mismo. Para ello pone a Bravo (admisnistrador del local) y Bianco (mozo). La Cueva (comienza a llamarse así) entra en auge. Rosado intenta poner músicos estables, pero nunca se sabía quienes eran los músicos estables, porque siempre eran distintos.

Héctor «Bola de Ruido» Starc (de Aquelarre):Cuando empecé a tocar enchufaba todo en serie y tocaba al mango. Era insoportable. El gordo Billy Bond me bautizó así en La Cueva. Ojo, yo fui a La Cueva II, la de Rivadavia. No me dajban tocar hasta que un día me encontré en el colectivo con Pappo y entré con él. A partir de ese día fue como si hubiera aprobado el exámen. Pappo es lo más, lo tengo allí arriba con Javier martínez, que todavía dice que el rock en castellano empezó en mi casa. Resulta que ensayaba con un grupo instrumental en mi casa. Y un día se puso a joder cambiándole la letra a un tema de Donovan, Mellow Yellow: «…mejor chupame un huevo»…
…salió disparado como un loco, convencido de que había que cantar en castellano.



Javier Martínez: Me acuerdo de cuando aparecieron Los Gatos en La Cueva. Para mí eran héroes, porque si bien nosotros estábamos en un gran naufragio en la ciudad, ellos ya venían de otra, y se estaban comiendo un cable terrible, el cable eterno de la conquista llevando, no se, sólo tus sueños en la valija. Por eso fue muy importante cuando Los Gatos la pegaron. Porque nos representaban a todos nosotros. Fueron el comienzo.

Miguel Abuelo: Yo nunca canté en la Cueva. Ahí se tocaba eléctrico y yo era un cantante callejero. Yo iba a buscar novias y a juntarme con amigos.

Litto Nebbia: Tocábamos desde las diez de la noche y hasta las cuatro de la mañana, prácticamente sin parar, por un dinero mínimo con el cual pagábamos la pensión para dormir y un café con leche. Pero al menos era un trabajo estable que nos permitía dedicarnos todo el día a ensayar y a seguir con nuestras ilusiones de armar el grupo.



Carlitos Carranza: Yo quería ir a ver a mi novia los jueves, entonces le propuse a Litto que me reemplazara esa noche. El sueldo era de 120 pesos por tocar seis horas. Un tiempo después, cerca de fin de año creo, los otros muchachos también pensaron en tomarse un día libre como yo, y le dijeron a litto que se trajera a otros músicos para hacer el reemplazo completo los jueves. Por ese ofrecimiento Litto y Ciro llamaron a Kay Galiffi primero y a Moro después.

Sandro: Una noche en La Cueva, vino Litto y me dijo: «Che, loco, que te parece este tema?». Siempre hablaba así, decía loco. Y me pasó una canción apoyado en el guardarropa, con la guitarrita. Yo le dije: «Mirá, no está mal, pero no creo que funcione». Opinaba usando mi sentido comercial, claro. Lo que me había hecho escuchar era La Balsa.


Horacio Martínez: Sandro era el que mas confiaba en toda esa polenta. Respetaba mucho a Litto, a Moris, a Javier. Me acuerdo que cuando salió el disco de Los Gatos y tuvo tanto éxito, Sandro me dijo que claro, que no podía ser de otra manera… Y eso de que no le gustó La Balsa cuando Litto se la mostró… puede ser. Lo seguro es que respetaba enormemente el trabajo de toda la gente de La Cueva. Y confiaba. Mucho antes de La Balsa.
Una noche nos enteramos de que venía la cana y cuando llegó se encontró con 14 tipos arriba del escenario. Es que los músicos con la excusa de que estaban trabajando podían salvarse de que los llevaran.



En otoño del 67 se oyeron dos detonaciones en la Cueva y se vio que un denso humo invadía el sótano. Al salir el público se encontraon que afuera estaban esperando los bomberos y las cámaras de TV.

En Canal 7 un locutor describía «las orgías» que se llevaban a cabo en ese «antro juvenil de perdición y depravación» que Buenos Aires sufría «como un cáncer».

Billy Bond: yo de la Cueva me había ido tres o cuatro meses antes, después de pelearme con Bravo porque nos robaba. No tenía sentido pasarse la noche entera para no ganar nada, y de repente comerte un garrón.



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