El reconocido actor y productor visitó el Ipem 338 Salvador Mazza días pasados con la intención de contar su historia a los alumnos de su lucha contra las drogas.
Lo hizo en el marco de las charlas sobre adicciones que la Defensoría de los Derechos de Niños y Adolescentes de la Nación realiza en distintas escuelas del país visitando en este caso el Ipem 338 «Salvador Mazza» de barrio Marqués Anexo de Córdoba Capital. El reconocido actor expuso su historia de vida para dejar testimonio del flajelo de las drogas en los jóvenes.
«Yo estoy acá para hablarles de parte de mi historia y de Anayeli y quizás cuando escuchen les suene conocido porque ustedes también lo han vivido o tienen un conocido o familiar que también lo ha vivido. Estoy acá porque hice muchas cosas en mi vida que no me hicieron bien durante un montón de tiempo. No sé cuantos de acá han consumido drogas, pero yo estuve muchas veces al borde de la muerte por esa situación. Yo empecé a consumir muy joven, a los quince años y pensé que estaba buenísimo y que era la salvación para un montón de cosas en mi vida y me dí cuenta de que no. La droga te puede llevar a tres lugares que por lo general no te dicen cuando te la venden mirá que esto te puede llevar a la cárcel, al hospital o al cementerio. No, te dicen probá esto que está buenísimo. Yo comencé consumiendo alcohol, luego consumi marihuana y al poco tiempo tomaba cocaína. Yo consumí drogas porque era muy tímido, no me animaba a decir nada, ni con mis amigos, ni con mi maestra ni con mis padres y había una chica, Eugenia, que me gustaba y no me animaba a decirle a ella lo que me pasaba», arrancó rompiendo el hielo el actor y productor porteño ante los alumnos de Villa el Nylón.
«La primea vez que consumí alcohol me reí mucho, la primera vez que consumí marihuana me reí más. La primera vez que consumí cocaína yo, que era tímido, no paré de hablar. Y quería hablar con todos de todo, y hacer mil millones de cosas. Durante un tiempo creí que era feliz con las drogas hasta que me empezaron a mostrar la verdadera cara de las drogas que no te dejan hablar, no te dejan dormir, solo querés consumir más y terminé en el mismo lugar donde terminamos todos, pero todos los que consumimos drogas: solo sin hablar, paranóico, encerrado en mi habitación con la llave puesta y la cama trabando la puerta, con la luz apagada y la persiana baja sitiendo que venía la muerte a buscarme. Si alguno alguna vez sintió eso, seguramente es algo que no querés vivir nunca más, por eso estoy acá, porque no quiero volver a ese lugar a estar encerrado y tampoco le deseo eso a nadie, mucho menos a pibes de 12, 13, 14 años. La cocaína no te deja dormir, por eso no te deja soñar», siguió con su duro relato Pauls.
El ciclo de charlas continua por distintas escuelas del país. Quienes deseen asistencia para jóvenes en sus respectivos colegios, pueden solicitarla a la Casa del Joven: