Mascherano, Biglia y Tapia contra la Prensa y los rumores

(ANSA) – MOSCU, 24 JUN – «Unidad» fue la palabra a la que apeló Javier Mascherano, referente histórico de una selección argentina en crisis que el martes se jugará su clasificación a octavos de final en el Mundial de Rusia, ante Nigeria.



«Tuvimos una reunión con el afán de cada uno poner el granito de arena para salir de esta situación y buscar el objetivo que es clasificarnos», explicó al poner la cara frente a los rumores que rodean al plantel «albiceleste».
Flanqueado por el también volante Lucas Biglia, con quien jugó como doble 5 en el estreno con empate frente a la debutante Islandia, Mascherano reconoció que Argentina está en una situación inesperada, pero apostó a que la superará.
De paso, desmintió versiones de una división interna insalvable y aseguró que la relación con el técnico Jorge Sampaoli es «normal», refrendando lo dicho por Claudio «Chiqui» Tapia, presidente de la AFA que descartó una rebelión.
«Mucho de lo que ustedes manifestaron es mentira, no sucede», aseguró el dirigente, que intentó cargar las tintas sobre la labor periodística a la hora de informar sobre lo que sucede puertas adentro en el vestuario argentino.


Tapia, quien a diferencia de Mascherano y Biglia no admitió preguntas durante la conferencia de prensa, acusó: «Ustedes tiene la posibilidad que nosotros no tenemos. Son el cuarto poder y hay distintas formas de ejercer ese poder».
«No se olviden que son comunicadores, aunque no todos son iguales porque algunos tergiversan las cosas», aconsejó el dirigente al destacar que «ustedes mismos pudieron ver hoy que el cuerpo técnico dirigió la práctica y al grupo entrenándose».
Con esa frase pretendió despejar las dudas que se generaron en torno ya no a la continuidad de Jorge Sampaoli, sino a la ascendencia del entrenador sobre el grupo en una relación que algunos afirman se desgastó por completo.
Programas del canal TyC Sports hablaron directamente de un «golpe de Estado» contra el DT «albiceleste» encabezado por los máximos referentes del plantel, mientras que el diario «Clarín» optó por un «intento de golpe» y «operativo desgaste».



Tal vez a eso refería Tapia al afirmar que algunos «pretenden dañar la imagen de este grupo» y aun cuando reconoció que fue necesaria una reunión entre los dirigentes, el cuerpo técnico y jugadores para limar asperezas.
«Un grupo que -recordó- lo único que hizo fue ponerse la camiseta y llevar al fútbol argentino a lo más alto y del que muchos de ustedes han vivido durante tanto tiempo, porque si cubrieron cuatro o cinco Mundiales fue gracias a ellos».
Tapia dio por cerrado el tema, al menos hasta que finalice la participación de Argentina en Rusia, que tanto unos, como otros, supuestamente, esperan no llegue cuando termine la fase de grupos.
«Tenemos un sólo compromiso con los hinchas, sobre todo con aquellos que vemos llorar por un resultado. A todos les pedimos que acompañen a este equipo porque el sueño de clasificarnos sigue vivo», remató el dirigente.
Luego, Mascherano reconocía: «Nos reunimos para decirnos lo que teníamos que decirnos y para que este plantel vuelva a levantarse. Sabemos que no dependemos sólo de nosotros, pero estamos ilusionados», afirmó.
Argentina está obligada a ganarle a Nigeria, que también llega con chances de clasificación, y a esperar que Croacia, ya instalada en octavos de final y con posibles variantes en el equipo para preservar jugadores, no pierda con Islandia.



Según Mascherano, la misión será difícil más no imposible, pero mientras tanto «todo el ruido que se generó en torno a nosotros no ayuda en nada, más cuando no es para convocarnos a la unidad», ilustró.
«Está claro que si estamos en esta situación es porque algunas cosas se hicieron mal», reconoció al asumir la responsabilidad en nombre del grupo del que espera que «cada uno dé lo mejor de sí y tiremos todos para el mismo lado».
Con esa sencilla fórmula, Mascherano aseguró que Argentina tendrá más opciones de lograr su objetivo y podrá revertir la situación, algo a lo que también aspira el astro Lionel Messi, que hoy cumple 31 años en medio de semejante clima.
«Leo también está frustrado, como todos, pero con muchas ganas de revertir la situación y la imagen», explicó al apuntar al estado de ánimo y a la importancia de la máxima figura de Argentina que todavía no logró brillar en Rusia.



«No queremos que el Mundial se termine el martes para nosotros», completó Mascherano, quien reiteró que para él y para otros de su generación será la última Copa del Mundo.
Generación que carga con el estigma de tres finales perdidas, la de Brasil 2014 y las dos de Copa América frente a Chile por penales, espina que buscaba sacarse en Rusia, donde muchos soñaban con ver a Messi alzando finalmente el trofeo.
Habrá que esperar hasta el martes, cuando serán justamente esos referentes los que cargarán con la responsabilidad en cancha, según se anticipa, para saber si el sueño continúa o se convierte en pesadilla.
El clima en el «bunker albiceleste» en Bronnitsy se sintió un poco más distendido y la depresión tras la derrota por goleada ante Croacia parece haber dado paso a esa sed de revancha frente a quienes «nos patearon en el piso», según destacó Biglia.
Si así fuese, tal vez haya pasado lo peor, como prometió más de una vez Mauricio Macri, presidente de una Argentina que afronta una crisis mucho más grave pese a los reiterados cambios en el denominado «mejor equipo de los últimos 50 años». Una de las últimas bajas fue la de Federico Sturzenegger como presidente del Banco Central. Lo reemplazó Luis Caputo, quien al asumir destacó que la última devaluación «fue lo mejor que nos pudo haber pasado». Ojalá funcione, al menos para la selección.




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