Las andanzas y amoríos de Kennedy en Ascochinga

El 27 de mayo de 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, un joven Jhon FitzGerald Kennedy celebraba su natalicio número 24 en un puesto de la Estancia Santa Catalina, en Ascochinga.



Había llegado allí invitado por Miguel Ángel Cárcano, quien fuera embajador argentino en París y en esa época propietario de la estancia. JFK reconoció durante la asunción del polémico papa Pio XII en Roma, donde su padre Joseph coincidía con Cárcano en las tareas de diplomacia.

Cuenta la leyenda que quien fuera presidente de EEUU estaba prendado de la belleza de Stella Baby de Cárcano, una de las hijas de Cárcano. Además, las cabalgatas y la vida campestre por el lugar lo enamoraron en igual forma. Tan es así que su futura viuda, Jackie Kennedy, volvió al lugar con los hijos de JFK para que conocieran el lugar «donde su padre había sido tan feliz».



Hoy una placa recuerda su paso en la iglesia Sagrado Corazón de Jesús de Ascochinga. La visita de quien luego fuera asesinado con un disparo en la cabeza, sin que aún se sepa a ciencia cierta quien fue su ejecutor, se prolongó desde el 26 de mayo al 10 de junio. Fue un viaje de graduación por América del Sur, tras graduarse en Hardvard. Luego ingresaría a la Armada y finalmente se dedicaría a la política.

Las malas lenguas le atribuyen un romance en la zona que sus cartas, guardadas en el JFK Library and Museum confirmarían.



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