Equinoccio de primavera a la vera del río Salsipuedes

Pasadas las 7 horas, las primeras luces del amanecer marcaron la llegada de la primavera en el calendario natural Intiruca. Una réplica de piedra se exhibe en Sierras Chicas.

El calendario natural fue utilizado en Córdoba mucho antes que se conociera el reloj con manecillas, cuadrante y segundero. Su funcionamiento es simple, pero no por ello menos sorprendente: la proyección de sombras en una plataforma circular marca los solsticios y equinoccios: invierno, primavera, verano y otoño.

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De este modo, los pueblos originarios podían medir el paso del tiempo y organizar tareas tan vitales como sembrar y cosechar su alimento. Como reconocimiento a este acervo cultural ancestral y para preservar su memoria, vecinos de Sierras Chicas y de la ciudad de Córdoba, con el apoyo de la municipalidad de Salsipuedes y el Área de Formación Profesional de la Dirección de Educación Técnica provincial, construyeron un calendario natural (foto) a la vera del río Salsipuedes, cerca de la ruta E53.

Hoy lunes, a la 7.30, el primer rayo de sol marcó allí la llegada del equinoccio. El dispositivo, llamado Intiruca (casa de piedra), abarca una plataforma circular con 12 grecas, por los meses del año, y una cruz que orienta hacia los puntos cardinales. Cuenta además con muro semicircular, que simbolizan los aleros de pinturas y grabados rupestres representativos de Córdoba. Todo hecho en piedra.

En el muro se encuentra el sol comechingón y los referentes de los elementos como el cóndor, referente del aire; la serpiente, referente del agua; el jaguar, referente del fuego y las llamas preñadas, referentes de la tierra. Los morteros bajo el muro son los espacios para preparar las pinturas y retener el agua de lluvia. Son cuatro, cuyas piedras se trajeron de cada punto cardinal de Salsipuedes.

El monumento está dedicado al pueblo Comechingón. “La obra ha sido concebida desde la mirada de los pueblos originarios en todo su simbolismo. Es el momento de reinstalar la cosmovisión de la tierra, de la pachamama, dejando de recrear monumentos occidentales para recuperar nuestra estética indoamericana y la estética básicamente cordobesa originaria, que es ni más ni menos, que la del arte rupestre”, cuenta con un tono templado en su voz, la artista plástica Mariana Accornero (foto debajo), quien junto a Pablo Mauvesin dirigieron el proyecto.

En las culturas antiguas no existía el calendario occidental que usamos actualmente, ni relojes que marcaran el tiempo. Los calendarios eran naturales agrícolas. Las piedras solares marcaban los inicios de períodos que corresponden a la siembra, a la cosecha, o al momento de arar para volver a iniciar el ciclo. En Europa, Oceanía, América, en todos los continentes encontramos piedras. Están instaladas, a veces talladas, aunque también puede tratarse de huecos o ventanas en muros o aleros rupestres que proyectan a partir del ingreso del sol sombras, y esas sombras tienen figuras de seres sagrados. De allí, la función fundamental que las piedras tienen en estas culturas. Es el material más importante en el que se trabajó durante miles de años. El labrado de piedra es una técnica, “tenemos que tratar que no se pierda como identidad de las sierras de Córdoba”, afirma Mariana.

El Intiruca “Casa de piedra”, nombre elegido por los alumnos de las escuelas de la localidad de Salsipuedes, es un espacio donde la proyección de sombras, gracias a la luz del sol, irá marcando los solsticios y equinoccios: invierno, primavera, verano y otoño

El equipo de trabajo que realizó el monumento fue conformado a través de una convocatoria que se hizo para llevar adelante un curso de labrado de piedra a cargo de un capacitador de Formación Profesional de la provincia de Córdoba, Raúl Ortiz y las prácticas de la capacitación se plasmaron en la construcción del mismo.

Los vecinos, apropiándose de este magnífico espacio público y natural realizan las celebraciones propias del calendario natural de América, como la Pachamama, en agosto; el Inti Raymi, en junio, el día de la Diversidad Cultural en octubre, el día del Aborigen, entre otros, a modo de reflexión y como una forma de mantener viva las culturas originarias.

Saberes ancestrales

La tierra, con su sabiduría, esperó siglos para ser testigo de la reparación. Un trabajo silencioso y consciente se viene realizando en distintas comunidades de la provincia de Córdoba para conservar el acervo cultural de los pueblos indígenas que conjuga nuestra identidad. No se trata sólo de gestos, se trata de recuperar los saberes ancestrales de un pueblo que trascendió desde las sombras, a las que lo condenó la conquista.

La cosmovisión de los originarios subyace a nuestros días a través de la memoria irrenunciable de los hijos de la tierra. El respeto a la naturaleza es el principio básico en las comunidades que veneran y agradecen los frutos que da la “Pacha”.

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